domingo, 1 de junio de 2025

La Funcional Disfunción de Puppet Master


Te reto a que expliques con lógica a Puppet Master.

 

Ese es un reto que ni los productores de esas películas pueden cumplir, pero acá haré el esfuerzo metiéndome en el subsuelo, en la cloaca, en las alcantarillas del cine que es donde toca hacer vida. Porque te quiero.

 

Puppet Master, hecha directo-a-video y que nosotros en Venezuela disfrutamos gracias al mal gusto o la necesidad de alguien en RCTV, es una franquicia que consta, mi hermano en Cristo, de quince películas a la fecha de redacción, quince, eso es un uno con un cinco, donde la mejor del montón (o la peor, depending on how you’re wired inside) se llama The Littlest Reich, la peli donde las marionetas son herederas del imperio nazi y van por ahí cometiendo crímenes de odio.

 

Pero para hablar del choque con muelto que es Puppet Master como franquicia, hay primero que hablar de Dolls, pero no puedes hablar de Dolls sin primero tocar Ghoulies, es decir que hay que hablar de Gremlins.

 

Y de un man cuyo nombre no le va a sonar a nadie y sin embargo es una de las personas claves en la configuración del cine barato por algo así como dos décadas: Charles Band, auto-reconocido buhonero del cine.

 

Cuando a Band se le ocurre la idea para Puppet Master, él ya tenía años de años haciendo cine insultante y barato, pero muy creativo, y aún hoy presume de haber vendido una película de Linda Blair donde la famosa actriz apenas sale—Savage Island, de 1985. Por esa película, que Band y Ted Nicolau hicieron con recortes de otras dos películas, Linda Blair se ganó el Golden Raspberry a peor actriz, distinción que comparte con la ganadora del Oscar Halle Berry, también ganando $50 mil por una sola noche de rodaje y Savage Island terminó haciendo un 400% sobre la inversión en el mercado de video para Charles Band y su empresa de ese momento, Empire Pictures. So you tell me who’s the fool here.

 

But I digress; Mientras Steven Spielberg, Chris Columbus y Joe Dante calentaban motores para Gremlins, una peli de monstruitos que se apoderan de un pueblito en navidad, Charles Band tenía por su lado una idea para un afiche de un monstruito grotesco que sale de un retrete con un tagline irresistible: “Ghoulies: THEY’LL EAT YOUR ASS.”

 

Ambas películas son bastante diferentes entre sí, la verdad, pero aunque Ghoulies entró a producción primero, se quedó sin plata a mitad de camino, permitiéndole a Dante ganar con Gremlins la carrera al estreno.

 

Los gremlins como concepto y artilugio narrativo no dan para mucho más que esa película (el propio Dante lo sabía cuando hizo la secuela, y se nota), pero Gremlins demostró que había negocio para películas de bichitos feos y de ahí vienen Critters, Troll, Hobgoblins, una vaina que la conocerán en su casa que se llama Munchies y vaya usted a saber qué cantidad de títulos hechos todos con un cupón de mercado y una caje’ cigarros. Muchas de esas películas tienen sus méritos—Critters es una de esas raras sagas donde la segunda película es mejor que la primera—y aunque la mayoría es totalmente olvidable, todas hicieron plata para sus creadores porque salieron directo-a-video.

 

¿Y sabes qué película sí salió en el cine y resultó un éxito en taquilla?

 

Ghoulies.

 

A diferencia de las pelis de los grandes estudios con las grandes estrellas, una direct-to-video está hecha desde el inicio bajo la premisa de que esto será de bajo presupuesto, con actores desconocidos, explotando algún elemento de la trama como el sexo, o los carros, o la acción, o el horror, y la idea es que tú inventes un arte para la portada que se vea interesante en los anaqueles de la tienda de video, para que la gente rente la película bajo la impresión de que hay algo qué rescatar ahí. Esto es Roger-Cormaniano de librito. Para el momento en que la gente se da cuenta de que rentaron fucking Hobgoblins 2, ya es tarde, ya pagaron, ya ahí te toca tu platica y como la inversión fue tan baja, vas a tener ganancias. Es el mismo modelo de negocios del drive-in de los años 50’, el grindhouses de los 60’ y 70’, y el “directo-a-streaming” de hoy en día.

 

Puppet Master trae en el ADN lo que Band empezó con Ghoulies y que continuó con Dolls, de 1986, una cinta con la misma premisa exacta del tema del día. Puppet Master, de 1989, tendrá poco qué ver con su secuela, que tendrá casi nada qué ver con la tercera, la película donde las marionetas son buenas y su artífice, el marionetero André Toulon, las usa para pelear contra nazis en la Francia invadida. Puppet Master III: Toulon’s Revenge está muy bien ya fuera de joda y fue rodada casi que en tres semanas(!!!) en el backlot studio de la Universal, que esta gente logró alquilar—o sea que hay una película de Puppet Master que tiene los mismos escenarios de aquellos clasicazos, así que no se puede decir que esta gente no tiene inventiva, creatividad y capacidad de resolver. Esa peli, por cierto, fue dirigida por un man llamado David DeCoteau, que es un carajo que siempre se las ingenia para meter una vaina homoerótica en sus trabajos, generalmente en la forma de un chamo bien formado que va por ahí en interiores. David DeCoteau está ahorita haciendo películas malísimas con Vivica A. Fox.

 

Vivica A. Fox, dog, she was in fucking Kill Bill. She’s working with David DeCoteau now.

 

Puppet Master, la primera, es un refinamiento de Dolls porque el diseño de los muñecos es un éxito innegable, a tal punto que eso es todo lo que la película ofrece. La trama más o menos: El titiritero André Toulon es capaz de darle vida a objetos inanimados, así que los nazis le montan cacería para robarse el secreto. No en Francia, sino en California. Justo cuando los nazis dan con el hombre, Toulon se vuela los sesos y 50 años después, hay una convención de psíquicos en el mismo hotel donde Toulon se mató y en medio de todo eso están los títeres malignos echándoles cuchillo para revivir a un bicho ahí.

 

Ese atisbo de trama da para una y solo una película con un metraje que puedes estirar con muertes estúpidas, erotismo, mucho rodaje reciclado (hay una secuencia onírica que se repite al menos una vez) y secuencias de titirestismo real, que en verdad sí está muy bien logrado. Los títeres, a saber, son:


·       Blade: El más famoso y el rostro de la franquicia, es el que parece un oficial de la Gestapo con cara de Klaus Kinski. Porta un cuchillo por mano y un garfio por otra. Las cuelas expanden su origen, pero no lo pienses mucho porque no tendrá sentido. Lo de Kinski es a propósito.

 

·       Pinhead: No confundir con el sacerdote infernal de Clive Barker. Un nombre más apropiado para este sería “El Manotas”, es el que es todo fortachón pero tiene manos tamaño real. Es entretenido ver cómo la producción se las ingenia para unir al títere y lo que es claramente las manos de un técnico (una actriz enana).

 

·       Tunneler: Es el que parece un oficial alemán con ojos negros y un taladro en la cabeza que da para interesantes secuencias gore. Una de las secuencias le pondrá el más creativo nombre de “Drill Sergeant.”

 

·       Leech Woman: La realmente grotesca y creepy del grupo, es la muñeca que vomita sanguijuelas que se comen a la gente, supongo. La secuencia de esta marioneta es la que recuerdas si viste esa primera película.

 

·       Jester: Un arlequín que no hace nada, pero que tiene un ingenioso método para cambiar caras. Visualmente interesante, no como para diez películas, pero sí para llenar espacio en la película.

 

Todas esas marionetas tienen su historia y se supone que contienen las almas de amigos y enemigos de Toulon, pero no lo pienses mucho ni trates de sacarle mucha lógica porque, y este es realmente el beta de Puppet Master, estas son películas que se hicieron en una era previa al concepto moderno de “franquicia”; Con cada secuela que produjo Band, entró un equipo de producción nuevo que hacía de la trama lo que le daba la gana, así que el lore realmente es lo que tú quieras. Ve:

 

En Puppet Master II, André Toulon revive como un cadáver supurante que se disfraza de El Hombre Invisible e invita a otros psíquicos a otra convención para tratar de seducir a una de ellas, que es la reencarnación, creo, de un amor perdido. Esta película es mejor que la anterior desde la calidad de la fotografía a los efectos, diseño de producción y creatividad—la secuencia final es tenebrosa de verdad con esos rostros plásticos raros. Una peli competente, no una vaina milagrosa, pero sí la mejor aplicación del concepto original con una estructura de slasher y excelente efectos de stop-motion. Al team de marionetas se suma:

 

·       Torch: Este también parece un soldado nazi y hace las veces de lanzallamas.

 

Puedes ignorar la primera y empezar en esta.

 

O en la tercera, haz lo que tú quieras, aquí se vino a joder y demenciar, ahora Toulon es bueno y los títeres luchan contra el tercer Reich, mano. Si tú viste esta película cuando salió en la tele en los años 90’, la película es arrechísima y el diseño de producción, para el presupuesto marginal que tenía esta gente, is nothing short of sensational, David DeCoteau merece todos los elogios porque además y por primera vez en la serie, aquí hay un libreto real, una historia. PM II termina con una promesa bien interesante, títeres humanos que van a un manicomio a picar gente, pero olvídalo, ahora esto es fantasía histórica. El libreto tiene ciertas similitudes con otra película de la factoría de Band, el espectacular y gotesco clasicazo Re-Animator.

 

Mira, la elección te la dejo a ti, ¿te gustan más los títeres asesinos? Puedes ver Puppet Master II y Littlest Reich. ¿Prefieres títeres fantásticos matando nazis? Arranca con la tercera y, uh, varias otras secuelas, son como dos conceptos aplicados a los mismos personajes con una continuidad prácticamente inexistente. Puppet Master III: Toulon’s Revenge es también la peli donde las marionetas se empiezan a mercadear con todo y comercial orientado a chamos, derivado de una peli cargada de terror, tripas y tetas, las tres Ts de la victoria.

 

Al equipo asesino se une:

 

·       Six-Shooter: El vaquero. Los efectos de cómo se mueve este personaje en la época era increíble porque no teníamos alta definición, ahorita tú ves varias secuencias de esta peli y se ven clarito los hilos. Nadie haciendo estas películas para VHS en 1991 pensó que estaríamos hablando de ellas en el 2025. Lo que sí se conserva perfecto son los efectos de stop motion.

 

Puppet Master III is legit fine. Para un nerd como yo, it ticks all the boxes y además cierra con la promesa de que vamos ahora a aventuras anti-fascistas por Europaaaaa…

 

Puppet Master IV ignora todo lo anterior y ahora, mi hermano, las marionetas son parte de una maldición egipcia promovida por un malo de los Power Rangers y hay marionetas malas. No sé qué decirte, supongo que un buen director con buena visión puede sacarle mucho jugo a un presupuesto infame, pero eso no es lo que tenemos aquí y agárrate, porque no lo será por mucho tiempo, las secuelas van bajando la calidad. Por regla general, tú puedes señalar al bajo presupuesto de una película si toda la banda sonora se puede hacer con un solo sintetizador (píllate el soundtrack de Universal Soldier), pero el director de esta peli es Jeff Burr, director de Masacre en Texas 3, de las mejorcitas del montón. Inexplicable. PM 4 y 5 son para el olvido.

 

La 6 es las cavidades del mamarrachismo. DeCoteau vuelve a las andadas pero sin libreto, plata y ni siquiera rodaje, porque muchas secciones son recortadas de películas anteriores. Hay una escena lamentable, que tiene a los personajes conversando en una cena, y hablan de las marionetas y el prota hace como que las mira. La peli, mano, corta a escenas de otras películas o a clips que se nota que la marioneta no estaba realmente ahí. Patético.

 

Lo que sí hay es tipos en interiores, ya te expliqué a David DeCoteau.

 

De aquí en adelante lógica hay, pero la de la plata; Retro Puppet Master, que sería la 7, es indigna de comentario; Puppet Master vs Demonic Toys tiene un título mucho más interesante que la película en sí; Puppet Master: Axis of Evil es un blip de vida porque al menos volvemos a la segunda guerra mundial, pero hasta ahí, esto es un somnífero total.

 

Y mira, hermano, yo he tratado de verlas todas e incluso con mi gusto en bazofia, la vasta mayoría de entregas aquí son infumables. Charles Band lo ha dicho: Hubo momentos en que su productora del momento (ha sido varias) tenía problemas graves de caja, así que cedió el nombre y los derechos de Puppet Master que si al SyFy Channel, los resultados son lo que te imaginas.

 

Así que como todo el mundo lo ha hecho, HERE’S MY PITCH FOR A PUPPET MASTER MOVIE:

 

Un grupo neonazi se apodera de un bar de strippers al margen de una carretera texana. Los skinheads de turno vienen a cobrarle a Honcho, el dueño del local (interpretado por Joe Spinell), que tiene años vendiendo anfetamina por ellos y lavándoles la plata. Honcho no tiene la plata, así que Lil’ Adolf (Brent Werzner) le da una paliza y la tropa decide apoderarse del bar y todo el money que produzca, hasta que la deuda esté saldada—¡con intereses!


Pero mientras atormentan a los clientes y a las chicas del local, no saben que una de las bailarinas es Andrea Toulon (Katharine Isabelle), quien ha huido toda la vida de un legado que ahora podrá salvarle la vida...

 

They are lovers…

 

They are killers…

 

THEY ARE MOTHERFUCKING PUPPETS!!!

 

And if you think you’re goose-marching in our streets, THINK AGAIN, BITCH!!!

 

Puppet Master 69: The Passion of the Puppet

 

Primera parte de una historia que terminará en las marionetas cabalgando lobos sanguinarios: Puppet Master 69, part II: 2-Pup, 2 Pet!!!

 

Ya la canté así que no me roben la idea.


viernes, 9 de mayo de 2025

Lugosi vs Karloff: ROYAL RUMBLE

Ok, pregunta: Bela Lugosi vs Boris Karloff. ¿Quién es el rey de los monstruos?

 

Esa pregunta es muy típica de geek de cine, y especialmente de cine de terror porque siento, y espero equivocarme, que la mayoría de la gente en la calle así normal y corriente nunca ha visto una película con ninguno de los dos actores—y hay gente a la que esos nombres ni siquiera le suenan.

 

Para que todos estemos en la misma página, este es Bela Lugosi:

 

 

Es famoso por su papel de Drácula.

 

Ahora Boris:

 

 

Famoso por hacer de Frankenstein.

 

La rivalidad entre los dos es un tema que ha fascinado al fandom durante décadas porque no sólo eran dos actores icónicos de monstruos mundialmente famosos (gracias justamente a las películas que ellos hicieron), sino que los dos eran europeos, outsiders de Hollywood, trabajaban para el mismo estudio, en la misma época, bajo los mismos equipos de producción y muchas veces cabeza a cabeza en las mismas películas.

 

Es un tema legendario también, popularizado en la mejor película que Tim Burton ha hecho, Ed Wood, donde Johnny Depp interpreta al supuesto “peor director de todos los tiempos”. Ed Wood es realmente una película de fantasía con inspiración en la realidad y si bien la peli es un cuento maravilloso sobre cómo es la vida del artista, del cineasta independiente, y cómo era la vibra del cine serie-B en los años 50’, todos los personajes que salen, incluyendo al propio Wood, son como retratos fantásticos de esas personas, no versiones fieles a quienes fueron en vida.

 

(Y hasta el tema de “el peor director de todos los tiempos” es exagerado; Plan 9 From Outer Space no es tan inepta como se dice y Wood era mucho mejor director que Neil Breen).

 

Uno de esos personajes es un anciano Bela Lugosi, rol que le valió el Oscar a Martin Landau (the irony!). Sí, Bela pasó el ocaso de su carrera haciendo películas malas con Ed Wood y sí, Bela falleció durante el rodaje de Plan 9 y a Wood no se le ocurrió mejor idea que agarrar a otro carajo que no se parecía en nada al vampirezco actor, ponerlo a hacer ese mismo papel y esconderlo detrás de una capa. Pero hay un tema constante en la peli, que es el ácido resentimiento ante el éxito de Boris Karloff:




Veamos: Rivalidad profesional sí había, y ¿cómo no? Lugosi y Karloff protagonizaron películas en la gloria de sus carreras donde Lugosi era el bueno y tenía más tiempo en pantalla (The Black Cat), pero Karloff tuvo top billing, el puesto de estrella, tendencia que se mantendría y sobre la que al menos Boris Karloff habló en público. No hay registro histórico de que alguno de los dos haya tenido ese odio personal que muestra Burton en su película cincuentera, y no se sabe de jugarretas maliciosas entre los dos—como sí ocurrió entre Arnold y Stallone en los 80’ donde Arnold, siendo peor actor que el creador de Rocky, tenía mucho más tino para elegir proyectos y se aprovechaba de las inseguridades de su rival.

 

Para entender bien la dinámica entre estos dos héroes del miedo, hay que entender de dónde venía cada uno, que explica en buena parte a sus carreras.

 

Los dos eran actores de teatro, ¿vale? Pero mientras Boris Karloff, nacido William Henry Pratt, venía de Londres y tenía una extensa carrera sobre las tablas antes de irse a los Estados Unidos y probar con el cine, Lugosi, nombre artístico de Blaskó Béla Ferenc Dezső, era húngaro, país que bien pudo ser Marte en términos de comprensión o accesibilidad hollywoodense. Lugosi empieza casi de niño en la actuación, llega a rango de teniente en la Gran Guerra(!) y huye a occidente como tanta gente de bien le corrió al comunismo a lo que la revolución soviética se expandió a su país natal.

 

Entonces ya aquí puedes ir viendo los retos que tendría cada uno, y sus ventajas, porque el trayecto de Karloff en el cine de los años 20’ era típico de cualquier actor chambeando en el cine mudo, pero Lugosi llega a Nueva Orleáns sin siquiera saber inglés y cuando empieza a actuar en las tablas americanas, le pedía a sus compañeros que le leyeran sus líneas, que él se memorizaba fonéticamente.

 

Un puto capo, gente.

 

Paralelo a esto, Hollywood se volvía una gran industria y la Universal uno de sus más importantes estudios, ya con estrellas y directores claves, dos de los cuales eran el director Tod Browining y “El Hombre de las Mil Caras”, Lon Chaney, considerado hoy el primer actor real del horror. Insuperable en el cine mudo, Chaney era también un maestro del maquillaje, que hacía él mismo, y elegía papeles donde el aspecto físico o la desfiguración eran elementos clave, con resultados francamente espectaculares—en The Penalty no tiene piernas, en El Jorobado de Notre Dame está jorobado de verdad y en El Fantasma de la Ópera luce un rostro icónico donde el actor está irreconocible. Hay una película de Lon Chaney, justamente dirigida por Tod Browning, London After Midnight, que está perdida hoy, no existe una copia completa de la película tal y como salió al cine, y ese maquillaje sigue siendo una de las imágenes claves del cine de espantos donde mucha gente lo ha visto y celebrado, sin saber quién es el actor y qué película es.

 

Es una pena, pues, que Chaney muriera tan joven, y una irónica crueldad que cuando el cine con sonido arranca de verdad, la estrella perfecta del cine mudo fallece por una infección en la garganta, año 1930, cuando Universal lo tenía marcado para protagonizar en Drácula.

 

Vaya usted a saber cómo habría sido el vampiro de Chaney y por esa aciaga ausencia es que Lugosi obtiene el famoso papel. Resulta incomprensible que Bela Lugosi no era la primera elección para el personaje, sobre todo porque ya tenía tiempo interpretándolo en el teatro con mucho éxito (y en Broadway, no less), pero es que no hay una gente más pajúa en este mundo que un ejecutivo de Hollywood, y cuando escucharon en el estudio al acento trancao’ del actor, que habría calzado perfecto con un personaje que también es húngaro, dijeron “Ay, no sé qué dice, la gente no lo va a entender”.

 

Estaban, por supuesto, equivocados. Lugosi obtiene el papel tras cierta lucha, Drácula de Tod Browning estrena en 1931 y de inmediato le roba el corazón al público, un performance único en su generación. Lugosi triunfa porque, pues, es un carajo con un carisma en pantalla tremendísimo y cada vez que no está en escena, estás esperando que vuelva a aparecer. Échale un ojo a Island of Lost Souls y a White Zombie. El efecto Lugosi no fue una casualidad.

 

Pero ese indiscutible reinado duró poco y hay varias versiones de qué fue lo que pasó; el cuento más famoso dice que Lugosi rechazó el papel del monstruo en Frankenstein porque era un rol con ocho kilos de maquillaje encima que además carecía de parlamentos, era puro gruñido y expresión corporal. Si eso es cierto, reflejaría algo que es verdad en la carrera de Lugosi, que es la torpeza a la hora de elegir papeles. Yo he leído otra versión que dice que Lugosi en realidad no era considerado una opción y que James Whale tan pronto vio a Karloff, dijo que esa era la fisicalidad que quería darle al monstruo. Punto final. Boris Karloff había hecho 81 películas ya para ese momento, con sus picos y valles, pero lo que logró con la interpretación de la criatura reventó en la cultura popular y aquí estamos. Frankenstein salió también en 1931 y arrancó la competencia.

 

La torpeza de Lugosi para elegir papeles estoy seguro que se debe a muchas cosas; sí, ya mencioné dos buenos personajes suyos, pero en Island of the Lost Souls es un papel secundario que aparecerá diez minutos en total. El rol del brujo Murder Legendre en White Zombie es mucho más sustancioso pero era una película independiente con pobre distribución. Este era un pana que venía de la Europa pobre, sin contactos en la industria y muchas veces sin entender los referentes culturales. No era el caso de Karloff. Cuenta la leyenda que en los años 20’, estaba un joven Boris Karloff en una parada de autobús esperando bajo la lluvia y pasa nada más y nada menos que el fabuloso Lon Chaney, que le da el aventón a casa y un consejo: “En esta industria, chamo, consigue algo diferente qué hacer que te separe de lo que están haciendo todos los demás, y cuando consigas ese algo, hazlo bien.”

 

Boris se lo tomó a pecho y abrazó ese estrellato mórbido con sendos papeles en The Old Dark House, The Mask of Fu Manchu (ahí recibió el protagónico) y The Mummy, haciendo de la famosa momia Imhotep en un rol que si bien es menos fascinante que Drácula y el monstruo, sí tiene rango histriónico, líneas y emotividad—The Mummy es más un romance sobrenatural que una peli típica de monstruos.

 

Y por supuesto, Karloff reinterpretaría a la criatura de Henry Frankenstein en la legendaria The Bride of Frankenstein, donde resulta que el monstruo tiene pensamientos elocuentes y habla, así como en el libro. De todas esas películas de monstruos de la Universal, Bride puede ser la mejor. Y Karloff le sacó el jugo.

 

De manera que no sorprende, pues, que esa dinámica se haya generado entre los dos europeos. La primera colaboración entre los dos sucede, si no me equivoco, en The Black Cat, y la más gloriosa está en Son of Frankenstein, que tiene a Karloff por última vez en el papel del monstruo y a Bela haciendo del maligno jorobado Ygor, un peliculón de horror y aventura donde quien sale ganando somos nosotros, la audiencia.

 

Pero ya en esa peli de 1939 se empieza a ver algo que Karloff sabría surfear pero que para Lugosi fue un castigo: los Estudios Universal tuvieron problemas económicos y cambiaron de dueños, una gente que no tenía qué ver con el buen Carl Laemmle, mecenas del cine de monstruos. El testa di cazzo supremo en este caso era J. Cheever Cowdin, un carajo que si no me falla la memoria, and I’m recalling all of this from stuff I’ve read over the years, era un businessman y acreedor de Laemmle, un tipo que no tenía sensibilidades artísticas particulares y que veía a esto como un tema de hacer plata. En su infinita sabiduría, el cine de monstruos era causa de los problemas económicos de la Universal. Se acabó.

 

A Lugosi le tocaría luchar para ganarse algún papel con buen sueldo que además le ayudara a financiar una adicción a la morfina que ya se estaba incubando en los años 30’, a causa de heridas que sufrió en la guerra. Son of Frankenstein le ayudó, pero sería un caso aislado; Bela terminaría aceptando el papel que le ofrecieran, haciendo incluso del monstruo de Frankenstein y luego de vampiro envejecido aquí y allá.

 

Llega a los años 50’ como una muy golpeada vieja gloria, al punto que un perrocalentero del cine como Ed Wood lo pudo firmar para sus producciones, mientras que Karloff era un actor todavía en ejercicio—en 1963 saldría en The Terror junto a un joven Jack Nicholson y ese mismo año estuvo en la italiana Black Sabbath, del legendario Mario Bava.

 

Hablando de Lugosi y esa rivalidad, el inglés llegó a decir que “mira, cuando empezamos a trabajar juntos, yo siento que él me tenía mucha desconfianza porque era como que él creía que yo venía a robarle cámara y a dejarlo sin trabajo. Cuando se dio cuenta de que yo estaba era para colaborar con él y para dejarlo hacer su papel con tranquilidad, nos llevamos mucho mejor”.

 

Habría que viajar al pasado para preguntarle al Lugosi de 1950 cuál era su opinión (dudosamente personal, porque a fin de cuentas nada fue culpa de Boris). Lo que se evidencia es que para triunfar en el arte y en el cine hace falta mucho más que talento y que si bien Lugosi se habría encantado con el estatus legendario que tiene hoy, es una pena que ese estatus le llegó unos 15 años después de morir, lo habría disfrutado mucho más estando vivo.

 

¿El rey de los monstruos? Karloff era mejor profesional y era mucho más estable.

 

Pero mi voto es para el buen Bela.

viernes, 25 de abril de 2025

WORST POST EVER


I

Considere usted la siguiente carta del lector a Starlog Magazine, número 125, Diciembre de 1987:


 

Aliens fue muy deprimente por la forma en que mostraba a la humanidad degenerándose en vez de expandiendo sus horizontes como especie.

 

En vez de enviar a hombres inteligentes al espacio con la inteligencia y moral para lidiar con un hermoso y optimista primer contacto con vida alienígena, enviamos a unos marines cabeza e’ tronco a que se caigan a tiros con monstruos babosos.

 

En primer lugar, los militares no tienen nada qué ir a buscar en el espacio. Merecemos darle al botón y explotar a nuestro planeta si es que alcanzamos ese nivel de estupidez. Nunca evolucionaremos al nivel de los Organians (Star Trek) a este paso. Si hay alguna vida inteligente en el espacio mirándonos en secreto y pillan esta película, no harán contacto con nosotros por otros mil años hasta que maduremos de la edad de piedra.

 

En ese mismo número, página 34, el propio James Cameron tiene un artículo donde se dedica a responder críticas y cuestionamientos a su espectacular peli del año anterior. “Como escritor y director de Aliens,” abre el texto, “prefiero el tipo de crítica concreta que hace Lisa Snyder en su carta a Starlog #116, donde dice ‘¡¡¡Aliens es perfecta!!!’ Sin embargo, había otras once cartas en esa edición quejándose de problemas de lógica, precisión y ejecución estética, así que tomaré esta oportunidad para replicar en masa”.

 

II

Vámonos a ese Starlog #116, Marzo de 1987.

 

Peter Briggs de Kentish Town, Londres, escribe:

 

Estoy muy decepcionado con Aliens. El set de exteriores de Acheron se ve muy pirata; los efectos se ven baratos. En mi opinión la peli no es tanto esa híper montaña rusa, sino un baile disco mal planeado.

 

Tiene sus buenos momentos. La fotografía de modelos a escala es genial, junto a la tecnología. El power-loader debe ser una de las cosas más fantásticas vistas en toda la ciencia ficción. Hay cosas inteligentes (…) pero por cada punto bueno hay un defecto técnico o narrativo. En Alien, LV-426 era un planeta con anillos, en Aliens ya no tiene anillos. ¿Y por qué los colonos nunca pillaron el SOS de la nave alienígena? Hay toda una sub-trama ausente sobre qué ha hecho La Compañía en los 57 años desde que desapareció la Nostromo y la formación de la colonia en Acheron. ¿Recuerdan que la Orden Especial 937 señala que el envío del Alien a la Tierra era prioritario? Como mínimo, La Compañía hubiese enviado a un equipo especial para investigar qué pasó. La única explicación es que la colonia llegó a la nave abandonada, desactivó el SOS, y creó la colonia a propósito para examinar los efectos de esta arma biológica a gran escala. La compañía bien puede tener ya varios huevos bajo su control en la Tierra.

 

El problema principal es la Reina Alien. Destruye la intención original de la escena eliminada de Alien en que Brett y Dallas se están transformando en huevos para que comience el ciclo otra vez. Según Aliens, ese alien de la Nostromo era incapaz de reproducirse y, una vez eliminado, ya no es amenaza. Incluso si tomas la novelización de Alan Dean Foster como evangelio (el Alien le da nutrientes a los huevos para transformarlos en una reina), quiere decir que los aliens tenían acceso a la cámara con los huevos en la nave abandonada. ¿Confundido? ¡Deberías!

 

III

Abbas Rezvi, de Bruselas, es más directo:

 

La gente dice que Aliens es una película de miedo. No estoy de acuerdo porque la gente sabe qué criatura te espera en la base. Alien daba miedo porque uno no sabía cuán poderoso o inteligente este extraterrestre era.

 

Lo otro que me molesto de Aliens fue la facilidad con la que Ripley se ajustó a su hibernación. En 57 años, las cosas cambian; Las máquinas y la tecnología se desarrollan y pareciera que esa “evolución” no afecta a Ripley para nada.

 

IV

En esto podemos estar todo el día, pero cualquiera que haya leído una Starlog, una Fangoria o una revista de lo que sea, sabe por dónde van los tiros—basta un vistazo a las cartas del lector en Wizard para leer ooootra repetición de las quejas sobre si Rob Liefeld sabe dibujar o no, y si su puesto en el panteón de los grandes creadores es merecido.

 

Discusión que sigue viva hoy en twitter.

 

Mira, ve: Es claro que esas cartas no son propias de un espectador común y corriente. Quien va al cine y queda insatisfecho dice lo que enunció el pelmazo sentado atrás de mí en Nosferatu, “¡Nojoda, perdimos esos riales!”

 

No, estas son cartas de geeks, de gente que está no sólo en contexto de lo que es la vanguardia, sino que además conocen detalles súper específicos de una película estrenada diez años antes. Somos la misma gente que en una conversación casual te suelta un “Mira, güevón: Tu personajito level 14 igualito se va a morir en la Tomb of Horrors porque por lo menos la mitad de las trampas en ese dungeon son vainas al azar, tendrías que memorizarte el dungeon completo para saber por dónde meterte y sacar buenos números en las tiradas, todo eso para que igual Acererak te mate al final. ¡Pareciera que tú nunca has jugado Dungeons & Dragons, hermanazo!”

 

Un geek es capaz de agarrar el funcionamiento exacto del Millenium Falcon, que es algo que no sale en ninguna película, y usarlo como argumento de debate por dos horas, para terminar enemistado con su contertulio que claramente está menos informado, exhibe opiniones censurables y tiene que sentirse mal por decir que su favorita de la trilogía es Return of the Jedi.


Preparados para conversar sobre "Alien vs Predator"

 

V

Y hablando de Star Wars quiero pararme un rato, porque tú sabes que yo estoy en un grupo de whatsapp con varios amigos cercanos y somos todos una catajarra de geeks así tipo lo que leíste más arriba—una gente que sabe quién es Dash Rendar está operando en otro estado de consciencia en lo referente a Star Wars.

 

Y bueno, que hace poquito salió algo de la segunda temporada de Andor (que ya estrenó) y se ha prendido en ese chat el debate sempiterno de si Star Wars tiene algo salvable o si es a stupid piece of shit que tiene que morirse ya de una vez. Un bando de la discusión decía que todo lo que Disney ha hecho, bajo la dirección de “la Kennedy”, no ha hecho sino manchar lo que alguna vez fue una ilustre saga, que Star Wars está politizada, que no hay nada que despierte interés. El otro bando dice que una saga que tiene una revista en publicación dedicada solamente a cosas de ese universo y que es vista como una religión por millones de personas tendría que llevar carajazo incesante durante décadas para morir, y quizá ni siquiera así porque mira tú a Star Trek, a veces rozagante y a veces de capa caída, pero nunca derrotada.

 

Con Star Wars, yo llegué a la fiesta tarde. Mi infancia y adolescencia fue bajo el manto de la ciencia ficción ochentera de James Cameron y Paul Verhoeven y no le entré de verdad a la Guerra de las Galaxias sino en la segunda mitad de mis 20, que me dediqué a verlas en el orden en el que se estrenaron y ahí fue que me enganché. Cuando tú ves que se estrena una serie nueva de esta vaina y te preguntas a quién va dirigida, va dirigida a mí. Y mira, si bien es innegable que entre todo lo que ha salido hay cosas indigeribles (The Last Jedi), mediocres (Rise of Skywalker) y misguided (The Acolyte), es también innegable que la mayoría de lo que ha salido es dignísimo, empezando por el propio Andor hasta la serie de Obi Wan, que tendrás tus opiniones sobre cómo se desarrolló, pero mala lo que es mala, tipo Robocop 3, no es.

 

Acuérdate de dónde venimos. Nosotros nos jalamos SeaQuest y Stargate y la serie esta de Mortal Kombat, y te tenía que gustar porque es lo que había, todo muy, pero muy por debajo de estos estándares modernos. Es tan sencillo como que Star Wars ha sacado un vainero de contenido y es inevitable que parte de ello sea desaciertos, lo mismo que con todo lo de Marvel; un lector de cómics en el 2007 habría venido un riñón para ver una serie de películas sobre el Capitán América, que vengan además con serie de televisión y contenido animado (sobre todo en el 2007, que estaba candente el tema de Civil War); en el 2025, hermano, uno lo que está es saturado. No es que lo que están sacando es malo o está mal hecho, es que es tanta vaina que cuesta seguirle el ritmo y se mezcla todo como una acuarela fresca a la que le pasas la palma.

 

He evidenciado que esta percepción de que “Todo es una cagada” no es para nada nueva—en todo caso amplificada por el megáfono tetánico, con e, de las redes sociales—, pero si no me crees solamente tienes que leer al propio George Lucas, respondiendo a las críticas sobre Jar Jar: “Esto yo lo he escuchado desde que empezamos, hay un segmento del fandom que no puede aceptar que estas películas tienen un aspecto infantil. Primero era por C3PO, después fueron los ewoks y ahora es esto”.

 

Somos gente que se toma muy a pecho el objeto de nuestras pasiones y eso se mezcla con quien es un bicho normal que se mete en redes a opinar y no tiene la menor idea de que esa película de Nosferatu es una versión modernizada (y fabulosamente hecha) de una película alemana de 1922. La queja del geek hace que todo sea lo peor que existe en la creación humana porque “ya no hacen películas como la obra maestra que fue Aliens”, aunque ya en ese momento la gente se quejaba a tal nivel que el director tuvo que salir a defender su obra en un medio impreso.

 

And this is what happens when you have passionate fans of stuff, hay gente que se agarra a carajazos por equipos deportivos. Hay gente que denuncia todavía hoy los esfuerzos de “modernización” que Metallica ha tenido a lo largo de su carrera. Hay gente que dice que el punk se volvió techno cuando Fugazi empezó a hacer ruido musical. Y entrar en foros reddit de videojuegos es pelear todo el día.

 

We’re just a bunch of rabid geeks, pelear por estas cosas es seguir un legado más viejo que nosotros. It's all in good fun hasta que pasaste 30 minutos discutiendo con alguien que no tiene noción de sí mismo, o el que viene con mala fe. Y eso es...