sábado, 31 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: Maniac (2012)




Director: Franck Khalfoun



Guion: Alexandre Aja, Grégory Levasseur, C. A. Rosenberg



Elenco: Elijah Wood, Nora Arnezeder



Cinematógrafo: Maxime Alexandre



País: Francia



Año: 2012



Tópicos: Asesinos en serie, art-house, gore



Tema sugerido: Todo el soundtrack es excelente, pero si tuviese que recomendar un solo tema, sería este.





El otro día vi un panel que tuvo Tom Savini en una horror-con, casualmente comentando su labor en Maniac, una película de 1980 dirigida, escrita y protagonizada por Joe Spinell. “Escuché que hicieron un remake” dijo Tom, “que nos pusieron en los ojos del asesino, cosa que para mí daña la tensión porque no somos la víctima. ¿Ustedes ya la vieron? ¿Qué tal es?”



El público la ovacionó.



Tom alzó las cejas. “Really? I guess I’ll have to see it, then”.



Antes de discutir Maniac, anda a verla. De verdad, verdad, verdad, verdad es una película que te asalta mejor entre menos sepas de ella. Si ya la viste o eres demasiado curios@:



El mundo está plagado de enfermos y pocos están tan perturbados como Frank Zito. Hijo de una prostituta y testigo de esas actividades nocturnas, está tan marcado por una infancia mancillada que hoy es incapaz de tener relaciones significativas con una mujer. Sus impulsos sexuales tienden a manifestarse con compulsiones violentas marcadas por un fetichismo hardcore que le horroriza, le asquea y le fascina. Luchando por hacer las paces un pasado infeliz y buscando solventar su soledad, Frank sale por las noches a acechar mujeres, a estudiarlas, a matarlas. Es un monstruo con rostro de querubín. Un maniático.



Hay mucha gente que pierde el culo por la Maniac de 1980, una película que, sinceramente, me parece cualquier vaina. Sé que el muerto tiene dolientes, pero es una película sin algo recomendable, más allá de los efectos especiales de Tom Savini. En aquella, Frank Zito es un gordo grasiento que vaga por Nueva York y mata gente. Ya, no pasa más nada.



Esta, en cambio, es la mejor película de asesinos en serie que he visto. Ya hablamos de Silence of the Lambs, pero esta, sin Lecter, es más realista y nos obliga a convivir con el terror. Su herramienta más cacareada es un interesantísimo experimento: Toda la película transcurre en POV. Experimentamos la psicosis y la enfermedad en primera persona, más voyerista incluso que Peeping Tom: en una escena, Frank está en el metro stalkeando a una mujer. La caraja se da cuenta (Frank la mira fijamente) y se hace la loca, echando vistazos de tanto en tanto. Inmerso en la película, me descubrí disimulando y mirando en otra dirección, entendiendo que el experimento funciona. Me sentí en los zapatos del personaje y actué como lo habría hecho en la vida real. Claro, Frank tiene otra forma de ser. Y estamos forzados a vivir con él.



En otro actor, habría sido un fracaso. Muchos en Hollywood (no diré nombres) exigen cambios en el libreto para ser resaltados. “¿Una película donde voy a ser el protagonista y casi no me veo? Olvídalo”. Elijah Wood asume el rol con una valentía y sinceridad digna de todos los elogios –cuando lo vemos por primera vez, ha pasado más de diez minutos. Al saber que iban a re-hacer Maniac, lo que pensé fue “Ya no saben de qué palo ahorcarse. ¿Y con Frodo? ¿A quién se le ocurre darle ese papel a Frodo?” Lo que yo no sabía es que Wood es fan del terror. Luchó por el papel y el acercamiento le encantó, retando lo que como audiencia esperamos de él. Bajo la pregunta “¿Qué piensas de las críticas de casting?” dio una respuesta admirable: “Traté de no tomármelo personal, porque yo entiendo. Es una película oscura con un rol distinto a todo lo que he hecho. Lo que hay que entender sobre los fans de estas películas es que son muy territoriales, aman las historias y se las toman como si fueran de ellos. Yo soy así y yo hubiese reaccionado igual. Me quedé callado y esperé que mi actuación fuera digna”.



Y es muy digna, Mr. Wood. Es súper fuerte, porque a veces sentimos lástima por Frank. Incluso cuando el tipo mata, hay momentos en que se demuestra como un triste fracasado atrapado en un ciclo que no sabe cómo romper. Ojo, la lástima es de que te quedas viendo boquiabierto murmurando “You poor, sick motherfucker”. La misma lástima que sientes por un perro en las últimas etapas de rabia, piedad sabiendo que debe morir. Y entonces es tan depredador y tan monstruo que te vas al otro lado del espectro, ¿cómo puedes ser tan inocente y victimizado si sales a la calle sabiendo cómo terminará la noche? Tras esta película, soy fan confeso de Elijah Wood. Me equivoqué con mi primera impresión y cómo me alegra.



Pero la película funciona también por los esfuerzos de Maxime Alexandre, el cinematógrafo. ¿Te has dado cuenta de que siempre menciono a los cinematógrafos en las fichas técnicas? Es porque son vitales en las películas, su contribución determina el look del film. Aquí, es él quien nos encarna en el asesino. Frecuente colaborador de Alexandre Aja (productor), es casi magia lo que hace para evitar que la ilusión se rompa. Esta película, más que ninguna otra, es un triunfo del arte cinematógrafo.



Algo que me llamó muchísimo la tensión es la dinámica que se desarrolla entre Frank y Anna, una chica que conoce y por la que se enamora. Dejaré esto en blanco porque tiene spoilers y es mejor que leas después de haber visto la película (para leer, resalta con el mouse): La tipa no parte del interés sexual, sino amistoso y nos creemos su sinceridad. Frank está desesperado por hacer que esto funcione (irónico que la lleva a ver Caligari), sin que ella sospeche la clase de bestia que es. Pero lo que ni él ni nosotros sabemos, es que Anna está interesada en los maniquíes. Es fotógrafa y los quiere para una exhibición artística. Cuando la caraja dice “Sí, es que estaba hablando con mi novio”, tanto Frank como nosotros nos sentimos engañados. “Ya va, ¿tú tienes novio?” La tipa nos manipula como Frank la manipula. Las apariencias y su valor, es una película nihilista porque nos dice que todo el mundo tiene un interés. Inofensivo o depravado, pero nadie es inocente.



Otra cosa que merece comentario es la patología del protagonista. ¿Qué tan realista es? Jeffrey Dahmer tenía una igualita. Durante uno de los asesinatos, Frank hace algo con un grito orgásmico, uno de los pocos momentos en que lo vemos desde afuera, como si se sintiera fuera de su cuerpo. Andrei Chikatilo describía eso mismo –incluyendo la liberación sexual. Da miedo por muchas razones, a veces Frank está en conversaciones casuales y vemos las señales claras de que algo está mal, en su comportamiento, su modo de hablar, sus manos (las clases de manos que te hacen fruncir el ceño y disimular en la calle), nos cuesta creer que seamos las únicas personas que se dan cuenta y queremos advertir a las víctimas. Pero eso pasa de verdad. Es como una vez leí, “Parece mentira, pero hay gente que no sabe que pasear por Central Park a las once de la noche es peligroso”. Hay gente que critica una escena, en que la calle está totalmente sola, sólo con Frank y su víctima. Eso me ha pasado a mí, es una de las veces en que me asaltaron en Caracas. Un domingo tipo 7:30 pm, era el único en la calle y pensé “Ahorita estoy pagando, soy el perfecto peluche”. Efectivamente, como al minuto y medio, wham, quieto. Y cuando eso pasa, you’re on your fucking own, nadie va a intervenir ni a meter las manos en el fuego por ti. El famoso “síndrome de Kitty Genovese”.



Otro detalle: En numerosas ocasiones, Frank dice que le están dando “dolores de cabeza”. Yo creo que son ataques de ansiedad, ataques de pánico clásicos. El tipo hiperventila, se ahoga y siempre en la compañía de mujeres, cuando se siente presionado sexualmente –fíjate que durante uno de los ataques, está seguro de que todo el mundo lo está mirando. Ansiedad. Maniac es aterradora, mucho más que su film original, porque no nos habla de algo fantástico o algo que podría pasar. Nos habla de algo que ha pasado.



La película es buenísima, pero no es para todo el mundo. Te lo advierto, es de las más gráficas de esta lista. Seguro existe una versión censurada, pero si ves Maniac, el consejo de siempre: Vela en su versión íntegra. La crítica coincide, “Es una buena historia, pero es demasiado sangrienta”. “Tuvimos una demostración en Los Angeles y alguien se desmayó, por lo que me felicito” dice Khalfoun. “La película tiene que meterse entre tus dientes –es una clase de miedo diferente; más nauseabundo que terrorífico. Te vas a encontrar asqueado y no glorificando al crimen. Esa es nuestra afirmación sobre los asesinos en serie”.



“Maniac es un art-house film sumergido en un baño de sangre” dice una crítica y no podría estar más de acuerdo. Es una película que, con una estética y una fotografía hermosa, nos siembra el temor a Dios. Después de verla, empecé a trancar las puertas de la casa con llave y picaporte. ¿Qué mejor cumplido le puedo hacer?


-o-


Y así hemos llegado al final de Sympathy for the Creature. Estaré publicando la lista de películas para su más fácil acceso. Ha sido un experimento interesante, mucho trabajo pero la pasé genial, me gusta esto. Un abrazo a los lectores casuales y los constantes, tengan un tenebroso Halloween… y vean un par de películas.


viernes, 30 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: Alta Tensión (2005)



Título original: Haute Tension

Director: Alexandre Aja

Guion: Alexandre Aja, Grégory Levasseur

Elenco: Cécile de France, Maïwenn, Philippe Nahon

Cinematógrafo: Maxime Alexandre

País: Francia

Año: 2005

Tópicos: Asesinos, gore, supervivencia



Francia, salvo por determinados aciertos, se mantuvo al margen de la onda euro de los 70’, siempre intentando, pero nunca logrando. Parecía que la cosa era con los italianos, los ingleses y a veces los españoles, el cine de terror no tenía raíces entre los galos. Entonces, a principios de los 2000, nació “el nuevo extremismo francés”, un movimiento de películas súper gráficas y súper efectivas, con Dans ma Peau, Ils y Á L’ Intérieur dejando el listón en alto. La más representativa, la mejor y la primera gran película de terror de los 2000 fue el esfuerzo de Alexandre Aja y su colaborador eterno, Grégory Levasseur, la ultra-violenta Haute Tension.

Dos amigas, Marie y Alex, se retiran a la campiña para estudiar por los parciales. El cálido hogar de Alex está un poco aislado, pero las hermosas vistas valen la pena. Es una lástima que por ahí ronda Le Tueur (escalofriante actuación de Philippe Nahon), un cruel asesino. La noche desciende y cuando la navaja se descubre, es Marie la que resulta capaz de todo por conservar la vida y salvar a su Alex.

También conocida como “The Switchblade Romance” -en nuestras tierras salió bajo el título “El Despertar del Diablo” (spoiler: el diablo no sale por ninguna parte)-, esta película es un homenaje a las mujeres guerreras. “Queríamos que Marie fuera Jamie Lee Curtis, Sigourney Weaver y Linda Hamilton en una sola persona” cuenta Aja. La cosa se conduce como una película de supervivencia más que una slasher, acá estamos en los mismos términos de The Hills Have Eyes (Aja se encargó del excelente remake), Last House on the Left y Texas Chainsaw. Una larga noche en la que nuestra protagonista debe enfrentar a la depravación, sólo que, donde otras chicas huyeron despavoridas, Marie cuenta con las herramientas y la voluntad para enfrentar a las sombras; el juego de gato y ratón entre ella y Le Tueur es un experimento de astucia.

Hay también un elemento importante de sexualidad que no nos es evidente sino hasta el final. Dejaré que la veas, porque entre menos se diga de eso, mejor.

Y está la violencia. El problema con Haute Tension no es tanto que es sangrienta, sino que es realista. En sus ejecuciones creativas, vas a ver momentos que incluso si eres fan hastiado, te harán levantar las cejas. Entonces ¿sabes cómo hemos venerado a películas por la inteligencia de su dirección y sus libretos? Hay de eso acá, pero lo horrorizante es cómo Le Tueur actúa contra sus víctimas –su primera escena lo dice todo. Quiero ser bastante claro con esto: Si te impresionas con facilidad y no te gusta la sangre, aléjate. Esto salpica.

Haute Tension es como una euro horror de Lucio Fulci, con tecnología moderna. ¿A quién más puedes buscar para los efectos, si no es a Giannetto de Rossi? El mismo tipo que hizo a los zombis de la ópera prima Fulciana, nos explica acá por qué está a la altura de Tom Savini. Nada del “realismo” habría sido posible sin la colaboración de este pana.

Pero está aptamente titulada. Empezando como un agradable film, pronto aumenta el suspenso hasta que la tensión es insoportable. Pasas toda la película con el puño en la boca, preguntándote si el asesino se dio cuenta de ella o fingió que no la vio. Es Cécile de France la que, con horror pero con entereza, se echa esta película a cuestas y nunca resulta increíble –al contrario, te dará de qué pensar cuando rueden los créditos.

Quisiera hablar más, pero es de las que, entre menos se diga, mejor. Fue muy criticada por “su salvajismo” cuando salió, pero ya está encontrando el aprecio del público. Si la vas a ver (dado que está aquí, te la recomiendo con firmeza), vela en francés, primero y principal. El doblaje con el que es ampliamente conocida es raro. A mí no me molesta, al contrario me transmite feeling de euro de los 70 (aumentándome el disfrute), pero para que agarres las actuaciones en toda su extensión, necesitas oír la voz de esos actores. Segundo, busca la versión sin censura. Es otra de esas películas brutales (en el verdadero significado de lo brutal) y esa hemoglobina es fundamental para la identidad del film.

“La violencia juega con las sensibilidades del público, porque si el espectador gira la cara, se puede perder una pieza de crucial información” dice Aja. Ve la película y entenderás a qué se refiere.

jueves, 29 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: Scream (1996)



Director: Wes Craven

Guion: Kevin Williamson

Elenco: Neve Campbell, Skeet Ulrich, Courtney Cox, Matthew Lillard, Drew Barrymore

Cinematógrafo: Mark Irwin

País: Estados Unidos

Año: 1996

Tópicos: Asesinos, películas de terror, slasher




Los 90’ fue una década terrible para el cine de terror. Se explotó tanto al splatter y el slasher que quedó el hastío. Los acercamientos eran o incomprendidos (Mary Shelley’s Frankenstein, Bram Stoker’s Dracula) o refritos de Freddy, Jason o Chucky. Para mí, el cine de terror estaba firmemente basado en la imagen del asesino enmascarado cazando a adolescentes en el bosque y esa era la idea popular.  El terror entró en los 90’ como el rock: Cansado, todo se hizo y todo aburre… hasta 1996, cuando Wes Craven sacó Scream y el género re-emergió de la tumba.

Scream nunca me ha asustado, lo que me atrae es la inteligencia del libreto (de la pluma de Kevin Williamson, fanático desesperado de Halloween). ¿Sabes cómo uno ve películas de zombis y ningún personaje sabe lo del tiro en la cabeza? Ese es el giro más grande: los personajes son fans del cine de terror y saben que están en una película. Varios adolescentes reciben llamadas de un anónimo preguntándoles por películas de terror. ¿Quieres que te deje de acosar? Dime cuántas secuelas tiene la serie de Freddy Krueger. Te conviene saberlo, tu vida depende de ello.

Así, donde antes los personajes se metían en una cabaña, tenían sexo fumando marihuana y van a investigar el ruido raro en el bosque, acá los chamos reconocen los clichés cuando los ven. Randy Meeks se para, en medio de una fiesta mientras Halloween está en pantalla, y dice “Hay reglas específicas para sobrevivir en una película de terror. No tengas sexo, el sexo es equivalente a morirse. Nunca, nunca, nunca digas ‘I’ll be right back’, porque no vas a volver, te van a matar’”.

Stu se levanta del sofá “Ok, viejo. Voy a la cocina, ¿quieres otra cerveza?”

“Sí, por favor”.

I’LL BE RIGHT BAAACK dice Stu, pelando los ojos en burla. 

“Ajá, ahí está. Lo van a matar” sentencia Randy, como cosa normal.

Es un momento genial, muy simbólico de la película y su mensaje.

El título original era “Scary Movie” (todos los personajes pronuncian la frase al menos una vez y es de ahí de donde salió el título de la parodia) y, así como se nos presenta en la forma de un análisis y tributo al terror en general y el slasher en particular, tiene esa clase de escritura que eleva al producto (incluyendo muertes creativas, porque ¿qué es una slasher sin las tripas?): “La vida es una película en la que no puedes elegir el género”.

Otra de las cosas que funciona, ¿cuántas veces has visto una película y dicho “Por dios, ¿quién haría eso?”? Los adolescentes acá son creíbles, son panas como tus amigos (es muy simbólica de los 90), están felices de beber, de tener sexo y de sentirse a salvo porque vieron todas las Friday the 13th. Todos los actores del elenco saltaron a la fama y hay que hablar de dos actrices que ya eran famosas: Neve Campbell y Drew Barrymore. Drew provenía de una rica carrera en 80’ y Neve estaba en la serie más popular del momento, Party of Five. Si tú agarras Tourist Trap o Sleepaway Camp, buena suerte consiguiendo una cara conocida. Todos son actores novatos que cobran poco –de acuerdo a los presupuestos. Lo normal es que un actor novato (como Kevin Bacon en Friday the 13th) hiciera esa película, ganaba currículum y progresaba al “cine serio”. The Burning es notable porque tiene a Jason Alexander, Holly Hunter y Fisher Stevens. Las películas que se hacen antes de volverte famoso.

Acá agarraron caras conocidas que eran, además, súper guapas. Son creíbles en actitud, porque lucen como modelos de Calvin Klein. Si tenías conciencia en los 90’ y no te gustaba Neve Campbell, es porque no te gustan las mujeres (y si te gustan los hombres, ahí está Skeet Ulrich). Como sabemos, Scream fue un exitazo y los actores de Hollywood vieron que era rentable hacer películas de terror. Hoy podemos ver a Elijah Wood en Maniac. La tendencia empezó aquí.

Pendiente con Matthew Lillard, que con esta película le pasó como a Stiffler, uno de los actores símbolo de los 90’.

Todo se caería en las manos de un director menos diestro. El guión fue como anillo al dedo, porque ya en New Nightmare Wes Craven exploró con inteligencia la relación entre el cine de terror y su audiencia. Acá, va más allá espolvoreando el material base con su propia creatividad y alternando la normalidad con mucha violencia.  “Soy un director capaz de hacer algo muy bien, pero no me dejan mostrarlo en pantalla. La censura te agarra por donde sea cuando no les gusta una película. En esta me dijeron ‘Es muy intensa. No es una escena en específico, es muy intensa’. ¿Cómo corriges eso?” No te lo pierdas en su cameo, disfrazado de Freddy Krueger (y por ahí está Linda Blair).

Wes era un director de películas que te dejaban pensando y Scream es un comentario reflexivo sobre el cine y cómo influye en el público de un modo que creo que no hemos visto desde entonces. Su deceso este año fue muy sentido, pero vino tras una buena vida. Gracias por todo, Maestro.

miércoles, 28 de octubre de 2015

SYMPATHY FOR THE CREATURE: El Silencio de los Inocentes (1991)





Título original: The Silence of the Lambs

Director: Jonathan Demme

Guion: Ted Tally

Elenco: Jodie Foster, Anthony Hopkins, Scott Glenn, Ted Levine

Cinematógrafo: Tak Fujimoto

País: Estados Unidos

Año: 1991

Tópicos: Asesinos en serie, terror psicológico, caníbales



Para ser un género que supuestamente victimiza a las mujeres, el terror se gasta tremendas heroínas. Se recuerda a la teniente Ripley, a Nancy Thompson y hasta a Alice (en Day of the Dead). Se ignora con frecuencia a una tipaza, la astuta, determinada (y vulnerable) Clarice Starling, en la grandiosa obra feminista de Jonathan Demme, una de tres películas que ha ganado el Oscar en “las cinco grandes”: Mejor Guion, Mejor Actriz, Mejor Actor, Mejor Director y Mejor Película.

Claro, los críticos se inventaron una, “Eso no es terror, es un thriller”, porque una película de terror jamás podría alcanzar la verdad en el corazón humano. Es perfecta la respuesta que dio Greg Nicotero, “Entonces díganme cuál es el género de una película en que una detective se asocia con un caníbal para capturar a un asesino en serie que despelleja mujeres”. Un tema sórdido que alejó a mucha gente (incluyendo a Gene Hackman): La cadete Clarice es reclutada por el director de ciencias del comportamiento, Jack Crawford, del FBI, para realizar una serie de tests psicológicos al infame “Aníbal el Caníbal”. El asesino en serie es demasiado astuto, ve las tretas de Crawford a kilómetros de distancia y decide no cooperar, sino entregar algo mucho más valioso: La identidad de Buffalo Bill, otro despiadado asesino con cinco víctimas a cuestas.

Antes de entrar en materia, porque esta es profunda: ¡Pendiente con los cameos de Roger Corman y George Romero!

Ahora sí. Esta película no puede faltar en tu colección, así no te guste el terror. Tenemos a un actor inglés de bajo perfil, Anthony Hopkins, que saltó a la fama con su retrato de un hombre bueno atrapado en mente enferma. Es el elemento más fascinante, se conduce durante el metraje como un tiburón humano, en close-ups, hablándonos directamente a nosotros y ocupando toda la pantalla (grandiosa elección de Demme). Es el misterio más grande del film, “¿Cómo un hombre de semejante intelecto es capaz de tales atrocidades?” Pero ese es el corazón del terror psicológico: Hemos visto al diablo y luce como nosotros.

Muchos han interpretado a Crawford, pero Scott Glenn es insuperable para mí. Es un hombre estoico y tras su cubierta profesional podemos sentir que el desapego no es sino una vida en la olla de presión. Basó el personaje en John Douglas, legendario del FBI y acá hay una anécdota ruda. Glenn cuenta que, terminado su período de estudio con Douglas, se despidió agradeciéndole por “dejarme entrar en tu mundo”. El agente se sintió mal con el comentario y le mostró, a continuación, una grabación de dos asesinos en serie torturando a una de sus víctimas. El actor, liberal hasta el momento, rompió en llanto y hasta vomitó. Dice hoy que entiende por qué existe la pena capital. “Ahora ya sabes lo que es estar en mi mundo” sentenció Douglas.

Pero quizá el actor más subestimado es Ted Levine, en el rol de Buffalo Bill. Se ha dicho mucho sobre cómo esta película maneja a los transexuales, pero los personajes lo establecen claramente: Buffalo Bill no es un transexual, pero cree que lo es. De ahí es que Levine construye a su personaje (es lo que tantos actores no entienden, no se trata de leer las líneas, se trata de crear una personalidad). Es un tipo con una profunda crisis de identidad, “Yo ni siquiera creo que sea homosexual” dice el actor. “No está fascinado con los hombres ni le atrae la sexualidad masculina. Quiere ser mujer porque piensa que eso lo acercará a su madre, pero no es la feminidad lo que admira sino el símbolo, lo que representa. Para él, meterse en la piel de una mujer es como un tótem, una capa de poder. Piensa que como tuvo una infancia injusta, está justificado para las cosas que hace ahora”.

Mira la escena en la que se burla de su víctima. No lo hace sino como un hombre hetero fingiendo feminidad. ¿Sabes lo más heavy? Su modus operandi está basado en asesinos reales. Ed Gein (que inspiró a TexasChainsaw) se hacía trajes con pieles humanas. Ted Bundy capturaba a sus víctimas con trucos. Gary Heidnik tenía un pozo en su casa. La cultura pop interpretó muchos elementos mal de esta película, los asesinos en serie no son genios como Hannibal Lecter. En la vida real, son como Buffalo Bill.

Otro detalle: La casa. Tiene una apariencia respetable, mezclándose como una del montón, pero bajo la superficie es una cámara de horrores. Perfecta para su propietario.

Dejé de última a mi adorada Jodie Foster, porque hablar de ella y su papel es hablar del tema principal del film. En su piel (see what I did there?), Clarice Starling es una mujer con debilidad latente, pero haciendo un esfuerzo tremendo por ser fuerte. Hopkins dijo una cosa genial sobre su co-estrella; en el primer encuentro, hay un momento en que Lecter se burla del acento sureño mal disimulado de Clarice. Esa línea fue improvisada por el actor y el acento es el acento real de Foster. Que este desconocido llegara y se burlara de ella tocando un punto vulnerable personal ofendió a la actriz, “Pero la forma en que lo tomó me encanta” dice el actor. “Gira su cara tenuemente, no rompe el personaje, alcanza al corazón de Clarice porque le afecta mucho lo que dije, pero trata de montar una barrera. He tratado de imitar esa reacción muchas veces y nunca he podido, me cuesta incluso describirlo, es hermoso”.
Cada centavo que esa mujer ha ganado con esta película, se lo merece. Estuvo en campaña por interpretar a la agente (el papel estaba destinado a Michelle Pfeiffer), tras haber quedado encantada con el libro. Ella es parte de por qué existe esta película.

Y eso, la feminidad, es el tema central para mí. Por un lado tenemos a este enfermo que no sabe cómo acercarse a las mujeres y está contrariado con su propio género. Es un hombre incómodo en su mundo. Por el otro, tenemos a una mujer en un mundo de hombres. Los detectives siempre son hombres, son ellos los héroes que agarran al toro por los cachos y siguen al mal hasta su guarida. Mira todas las escenas en que Clarice está rodeada de tipos que, a veces, la miran con desdén. “¿Qué hace esta aquí?” parecen decir en la funeraria. “¿Le cambiamos la pistola por una cocinita?”

Es una película en que las mujeres retan a la masculinidad. La senadora Catherine Martin se aprovecha de su estatus de madre para enviar un mensaje al asesino. Es su inteligencia, escondiendo a una mujer de hierro. Clarice se ve asediada por la atención positiva Y negativa, abriendo el film tenemos al doctor baboso. Ella aguanta, desvía el tema, se centra en el profesionalismo. Y cuando el tipo se siente ofendido, usa su sexualidad (“No le dije antes porque no quería perderme el gusto de su compañía”). Incluso la víctima, cuando ya está en el punto en que sólo falta la ejecución, reta al homicida, ve al monstruo a la cara y le saca el dedo medio. ¿Te diste cuenta de lo que pasa en la segunda mitad de película? Clarice da el todo por el todo para salvar a la chica secuestrada, un rol usualmente reservado para un hombre, el caballero que se mete en la guarida del dragón para salvar a la princesa.

Es un mundo de hombres en que las mujeres afirman su identidad. Y las únicas figuras masculinas positivas para Clarice están en su pasado. Crawford es el mejorcito, pero hasta él la manipuló.

También está el tema de la naturaliza bilateral de Lecter, pero ese no es subtexto, está claro a la vista y se ha dicho de todo al respecto.

La película es perfecta, perturbadora, inquietante, hermosa y fascinante. Siempre recomiendo las películas en mis conclusiones (este “festival” es que si mis películas favoritas), pero por los clavos de Cristo crucificado, ve esta película. Este es el por qué la humanidad necesita al cine.